Decíamos al terminar de narrar la primera fase de la Huella del Pajarillo, de que suponíamos por aquellos días que la historia había terminado, pero que la realidad nos demostraría lo contrario produciendo un hecho mucho más sorprendente e inexplicable que la aparición de la huella el 9 de enero de 1986.

El hecho que vamos a narrar se produjo un año y medio después, más precisamente en agosto de 1987. Por esos días yo estaba totalmente volcado al estudio del temático ovni, por cuanto me habían impresionado las historias que me contaron los investigadores que conocí en oportunidad cuando visitaron Capilla del Monte para realizar la investigación de campo sobre la primera fase de la huella.

Una tarde mientras tomaba café con unos amigos en un bar del pueblo, se acerca a nuestra mesa un conocido y me pregunta, ¿Suárez, hace mucho que no va por el Pajarillo? Y le dije que efectivamente hacía mucho

Tiempo que no iba por la zona. Entonces me sugirió, ¿por qué no va?¡¡¡. Me quedé interrogándose con la mirada: vaya!!, se va a llevar una sorpresa, insistió y se fue. Me quedé pensando y preguntándome: ¿Qué podía haber pasado?.

En un momento recordé que un voraz incendio de los tantos que se producen en la zona muchas veces provocados y otras en forma natural, se había llevado por delante muchas hectáreas de pastizales que tapizan las laderas del Pajarillo. Pero qué podía significar esto?..Y decidí averiguarlo al día siguiente. Luego de almorzar me monté en mi camioneta para recorrer los pocos kilómetros que separan Capilla del Monte con el lugar donde encontramos la huella el año anterior. Luego de transitar por el tramo de asfalto de la ruta ingresé al camino de ripio que luego de pasar por Quebrada de Luna se llega a las enigmáticas Cuevas de Ongamira, no sin antes admirar una vez más las imponentes formaciones de los Terrones que se aprecian a la distancia desde el camino.

Durante el viaje pude apreciar la importancia del incendio ocurrido horas antes. Hacia la izquierda del camino se advertía sobre el faldeo de la sierra, solo tierra quemada con algún matiz de gris a los pies de algún árbol, producto de la ceniza de su propio tronco quemado.

Al llegar al lugar, al sitio desde donde habíamos avistado la huella el año anterior que se identificaba por la existencia de una alcantarilla. Detuve el vehículo y me bajé. Al levantar la vista hacia la Sierra me quedé congelado. Allí, en el mismo y exacto lugar donde habíamos descubierto aquella fenomenal «pelota negra» depositada sobre el verde esmeralda de la paja brava. Ahora la encontraba, sobre un terreno de color negro profundo, producto del incendio, la misma «pelota”, pero en este caso de un color amarillo que contrastaba con lo negro del incendio. Fue tan grande la impresión que me causó, y no tengo vergüenza en confesarlo, lágrimas de emoción comenzaron a deslizarse por mi rostro.

Yo por esas fechas me había interesado muy especialmente en el tema ovni como ya comenté, pero también había «otras experiencias» que me habían marcado muy profundamente, por lo que quizás, sirva para explicar mi estado emocional de aquellos momentos. O, por qué comenzaba a comprender que aquella huella, hoy conocida en todo el mundo como «La Huella del Pajarillo”, sugería algo mucho más serio que el simple hecho de una marca, producto de la presencia de aquella nave que avistó Gabriel desde la casa de su abuela. Quizá era la confirmación de la importancia de aquella huella, ya que de ella se dijo que había sido quemada con fines turísticos, y entonces ahora la presencia de algo misterioso y desconocido nos desafiaba con esta segunda fase a explicarnos lo inexplicable. En lo personal siempre he dicho que si aceptamos la estupidez de que la huella se quemó con soplete de acetileno (¿) en ese rumbo podríamos aceptar la historia de que advertidos del incendio subimos corriendo con baldes de arena o agua para mojar la vegetación y así protegerla del fuego. Les recuerdo que el volumen de aquella huella era de 120 x 70 mts. aprox…, y quizás también aceptar en ese rumbo que alguien subió aquella noche al sauce de los Gómez y con una jeringa «chupó” hoja por hoja su clorofila para explicar el deshoje de aquel añejo árbol.

Fernando Sanso

Días después concurrimos al mismo lugar donde estaba la huella con Fernando Gabriel Sansó periodista de radio universidad de Córdoba y realizamos una prueba sobre el terreno. Encendimos fuego a la paja brava y la misma se quemaba con facilidad…. Y nos preguntamos con Fernando ¿qué pasó durante el incendio? ¿Cómo se explicaba que no se hubiera quemado ese rubio pastizal que tenía la misma combustibilidad que su similar del exterior y se había consumido totalmente quedando sobre el terreno, solamente las piedras….

Esa pregunta, quizás encontró respuesta cuando el Ingeniero del equipo de televisión de la TV de España que con Juan José Benítez y el Dr. Fernando Jiménez del Oso en la parte periodística realizaban unas tomas en la huella, encontró a través de los equipos inalámbricos de grabación se comprobó una interferencia que entorpece la tarea de Don Pepe Nogueira. En la opinión de los periodistas, como hipótesis para explicar esas interferencias, aquella nave ancló sobre el terreno una energía desconocida que como efecto de campana, protegió la huella del fuego.

hUELLA 4
Guido Bassler

Esta realidad la confirmó en enero del 89 el Ingeniero Guido Bassler durante un trabajo de campo de bioenergía que publicamos en detalle en nuestro libro «Uritorco, el Cerro más misterioso de América».

Honestamente creo que ésta voluntad de las culturas extraterrestres que visitan nuestro planeta de dejar testimonios de su presencia de distintas maneras obedece a sugerirnos amorosamente:

CAPILLA DEL MONTE, Córdoba, 18 (TELAM)

Un objeto volador no identificado de grandes dimensiones, cuyas evoluciones fueron observadas por espacio de una hora, descendió en la ladera de una de las lomas de la sierra del Pajarillo, a unos 12 kilómetros al noreste de Capilla del Monte. La nave luego de un tiempo no precisado, se elevó velozmente dejando la maleza totalmente quemada en un diámetro de 100 metros, según aseguró a Telam el secretario de Gobierno de la comuna local, Jorge Suárez. El fenómeno se produjo a las 23 del jueves último, ante la mirada de varios lugareños. Uno de ellos un chico de unos 8 ó 9 años, quien luego dibujó el extraño objeto, dándole forma circular, con numerosas ventanillas, despidiendo luces de colores brillantes que viraban entre el blanco, azul y naranja. Al trascender la insólita aparición, el intendente local, Diego Sez, acompañado por Suárez y el diputado provincial Heráclio Argañaraz (UCR), quien se encontraba de vacaciones en esa localidad serrana, se dirigieron al lugar, comprobando la veracidad de los dichos, en cuanto a la quemazón de maleza. Según relato de testigos, la evolución del objeto se produjo a unos dos kilómetros del camino que une Charbonier-Quebrada de Luna- Ongamira, a unos seis kilómetros a la derecha de la Ruta Nacional 38, cuyo cruce se encuentra a unos ocho kilómetros de Capilla del Monte. La zona se conoce como sierra del Pajarillo. Allí unos pocos lugareños -habitan la zona tres familias típicamente serranas- vieron que un inmenso “aparato” perdía altura y se mantenía por alrededor de una hora sobre una de las lomas, de vegetación muy baja y achaparrada, a unos dos kilómetros del lugar de observación. Luego de hacer evoluciones muy lentas, el objeto descendió aparentemente en la ladera opuesta y posteriormente se elevó velozmente para desaparecer en el firmamento. Desde su ubicación, los atónitos testigos notaron el incendio de la maleza y al llegar allí comprobaron que la misma estaba quemada en un diámetro casi perfecto de 100 metros. Asimismo, notaron que en otra loma vecina, dentro de un grupo de árboles típicos de la región se encontraba un sauce que -sin haberse quemado- había cambiado la coloración verde de su follaje tornándose rojizo y luego amarillento “como si le hubieran echado ácido”. El funcionario comunal, Jorge Suárez, confirmó a Telam que la maleza se encontraba quemada “de arriba hacia abajo, chamuscada, en un radio que medimos y nos dio entre 49 y 50 metros, por lo que resulta una circunferencia de 100 metros”. Luego agregó: “la gente del lugar no especula con estas cosas. Es muy tranquila, pero al abordar este tema se inquieta mucho. No es miedo, sólo temor a lo desconocido”.

Que no estamos solos en el universo.

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